Relato.

Últimamente mis sueños se vuelven algo lleno de details, más eclécticos.

Un niño de color con el que escapo vestida de alumna de un colegio de monjas. Yo soy una niña, pero me creo una vieja, soy ilegal y yo lo ayudo a escapar. Corro con él sobre campos verdes llenos de gente pasando,con atuendos estilo de una época pomposa.

Sabemos que nos persiguen por que yo soy ilegal y porque él escapa de algo. Yo lo protejo todo el tiempo, algo me dice que el dejarlo provocaría su confusión hacia donde ir. Tomaríamos el autobus que nos llevaría a salvo, no recuerdo el lugar. Yo supe como comprar unos boletos falsos, para ahorrar el dinero por si se ofreciese. Temía que ese acto, nos delatara, por suerte no. Cuando subimos a ese camión llovía. Llovía, era todo tan gris, que me daban ganas de llorar. Entonces lo abracé muy fuerte porque yo era una niña miedosa, pero él me tenía a mi y también me abrazó, me tranquiliza.

El niño desapareció. Me refugié en un castillo, el cielo fue hasta el final, nublado. Reunía la luz suficiente que parecía un manto plateado rasgado por nubes de un gris oscuro. Charcos por todos lados, lodo en todo el terreno. Ahora yo iba de azul marino, mi compañera igual. Me di cuenta que formaba parte de un convento, pero estabamos supeditadas a las órdenes un enfermo mental. Vivía en la otra torre del castillo, sólo. Yo salía a media noche con mi compañera, corríamos para que los soldados no nos encontraran, queríamos buscar algo. Con ella no hablaba nada, simplemente cada acción nos conectaba en el mismo pensar. Ella sabía que tenía que escapar lo más temprano posible porque alguien vendría a morir en mi lugar. Era un hombre y todos estabamos conscientes de ello. Yo nunca le vi la cara, pero a ratos me lo imaginaba, cuando venía a mi repetidas veces pensar que era una pelicula la que yo veía, pero lo que me daba saltos es que yo era la que estaba ahi tomando un papel. Es la hora, ella se encuentra atenta de que nada salga mal. Vamos hacia la puerta del patio principal, vemos un soldado, justo enfrente de la puerta, parado. Como en las peliculas: algo lo mueve a distraerse de su cargo. La puerta queda entreabierta. Yo no sé si salgo. Sí sé que el caballero, ya estaba dentro para morir por mi.