Mente abierta.

Te quiero marcar en 3 siluetas. Es que a veces te veo en colores. Un rojo, un café y un morado. Tú única forma al tocarla se desintegra y se escurre para alienarse a otras del exterior.

Son dos cosas las que me perturban, y no importa cuantas sean, es que su rasgo en común son ambas inconclusas.

Me meto en una realidad para jugar, porque si no, nada fuera divertido. Ver todo tan plano. Es como estar tirada en la alfombra y ponerme a ver el techo, empiezo a pensar por qué es tan liso, por qué hay un solo color y la textura es uniforme. Empiezo a dibujarle manchitas, rayas, levanto una mano hacia el techo y luego la otra, las pongo en distintas posiciones, luego los pies. Ya estoy sujetada allá arriba y veo que alguien desde abajo me sigue observando. Me disparo miradas de angustia, como del miedo a caer encima de mi. Estoy bien sujetada yo lo puedo sentir, pero me sigue viendo con mortificación. Entonces me doy de frente contra el techo, un golpe en silencio que abre el espacio que nos separa, ese que evita la unión y que pone en el vacío mi gran miedo a caer.

Te quiero marcar en 3 siluetas de colores. Es que a veces en colores me gustas más. Un rojo, un café y un morado sutiles. Tú única forma al tocarla se desintegra y se escurre para alienarse a otras del exterior. Por esta noche para desaparecerte.