Uno nada más se ausenta y las costumbres cambian.
Nada me hace ya, ni las extrañas paranoias que hayan podido adquirir con los años mis padres y que siempre estén ostigandome con algo ridículo.
Sinceramente, a todo puedo acoplarme. Soy fácil de ajustarme a las circunstancias, no me toma gran esfuerzo.
Pero, sí. Existe algo que en mi pensamiento se torna desagradable y eso recorre mi cabeza desde que regresé a vivir con mis padres, llamándome a reconsiderar el hecho de salirme de nuevo de la casa.
Me llena de incomodidad y sí, a veces algo bochornozo.
Realmente no existe otra situación, más que esa, cuando ocurre irregularmente y a manera de accidente.
Ver a mi papá en calzones por las mañanas.

<< Home