LTE

dCardona'04

Estamos a 10 de Diciembre y París me recibe con un frío hostil. Estoy aprendiendo que varios cortados y cigarros pueden hacerte olvidar por momentos el dolor en los huesos.

Camille, nosé si la veo más bonita desde aquél tiempo en el que nos habíamos conocido, hace un año y medio atrás.

Empiezo a fijarme bien y no es que sea fea; era el delineado en sus ojos, también la ropa que usaba, lo que le daba un estilo apantallante, original pero simple, pulcro de admirarse.

Apenas y cruzábamos unas cuantas calles y quería contarle todo lo que me había ocurrido desde mi llegada en Septiembre a Barcelona.

Ella me invitó el primer café junto con un croissant. Yo no había dormido mucho. Había pasado toda la noche anterior empacando y el vuelo fue el de las 5 de la mañana. Recuerdo que había memorizado toda esa noche como pedir el boleto para el autobus que me llevaría desde el aeropuerto de Beauvais a París ( une aller rature, merci).

El tío de Camille había fallecido dos noches antes de que yo llegara. Fue muy gris enterarme mientras ella hacía varias llamadas por su móbil. Preguntaba donde dormiríamos. Hacía mucho que pasaba de casa en casa, por que la ciudad es cara, cara como su impresionante infraestructura.

Se suicidó, se echó a la vías del metro. Tenía un mes que no encontraba trabajo.

La decoración de cada una de las estaciones del metro son 'arte visual'. La gente es hermosa, fría como el clima hostil de su ciudad museo, pero tan hermosa. Ella se encargó de mostrarmelo todo.